miércoles, 24 de octubre de 2012

David contra Goliat


De cómo el cirujano plástico Bruno Pacillo rompía los vidrios del edificio Rescarven con una china

INDIGNADO POR UN INCIDENTE automovilístico con la empresa médica -que a su juicio no le fue reconocido- el cirujano plástico disparó durante ocho meses un arma nada infantil contra los vidrios de varios edificios de la compañía, llevando a tribunales una insólita querella judicial, una persona contra una monstruosa CORPORACIÓN, David contra Goliat. Esta es la Empresa RESCARVEN, los mentirosos de "las mas de 80 ambulancias" y solo tienen 10 apenas.

Una historia verdadera de Caracas. 


 La china del Dr. Bruno Pacillo tenía una liga que podía estirarse hasta metro y medio. Esto, aunado a una horqueta gruesa de 25 centímetros de largo y a unos proyectiles tipo metra de plomo, conformaban un arma de gran alcance. Con esta china, el cirujano plástico, quien se hizo famoso por 'reconstruir' a muchas mises, estuvo pulverizando durante ocho meses los vidrios del edificio sede de Rescarven en Las Mercedes, de la clínica que esta compañía tiene frente a La Casona y de su farmacia en la Trinidad, ocasionando pérdidas calculadas entre 30 y 50 millones de bolívares, sólo por concepto de reposición de cristales.
Realizando 'performances' dignas del mejor escapista, el médico practicaba sus atentados cada dos o tres días sin ser visto, hasta que el pasado viernes 29 de julio una simple jugada del destino lo llevó a ser capturado in fraganti por la Policía Municipal de Baruta, mientras ensayaba uno de sus disparos contra el referido expendio de medicinas.
Con las manos en la masa
'Ese día, por pura casualidad, mi compañero y yo salimos a patrullar por La Trinidad en un carro civil', refirió el inspector que comandó la captura, quién prefirió por simple precaución no ser mencionado.
El funcionario contó que mientras estaban estacionados frente a la farmacia, en plena calle González Rincones, vieron cómo una Ford Explorer azul se acercó a la acera y su chofer se asomó a la ventana esgrimiendo una china con la cual reventó uno de los vidrios del local.
A la voz de alto, el médico cirujano arrancó violentamente la camioneta, y haciendo caso omiso a la luz roja del semáforo, atravesó la avenida El Hatillo, provocando el choque de dos autos. Tras esa escena, comenzó una persecución tipo película de Hollywood por la zona industrial de La Trinidad, a la que se unió una patrulla de Polibaruta. Esta carrera terminó a pocos metros de la salida de ese sector hacia la autopista Prados del Este, porque un vehículo se le atravesó accidentalmente al cirujano.
'Cuando vimos que la camioneta tenía el paso cerrado, relata el inspector, yo bajé del auto y le ordené al médico que saliera, mientras mi compañero se paró frente a su camioneta. La rabia de Pacillo era tan grande que aceleró de a poquito varias veces, como amenazando con atropellar al agente. Pero luego desistió y se bajó hecho una furia'.
El inspector relató que Pacillo les gritó ofuscado que él era comisario de Inteligencia de la Guardia Nacional, mostrando una credencial de ese cuerpo vencida desde julio de 1999. También recordó que el cirujano llevaba en su cintura un revólver 38 sin documento de propiedad, aun cuando ese día, por ser la víspera de las elecciones, el porte de armas estaba prohibido.
'Con el doctor, siguió, iba de copiloto una muchacha muy bonita de 29 años, quien al bajarse de la camioneta caminó hacia el jardín del laboratorio Glaxo en actitud sospechosa. Luego, cuando nosotros realizamos el levantamiento de evidencias, descubrimos en ese jardín la china y un tubito de aluminio lleno de metras de plomo, muchas de las cuales eran del tamaño de una 'molondrona'. Para ese entonces, como las 8 y media de la noche, muchas personas que comían en el café de la panadería Flor de La Trinidad presenciaron la detención del médico.
15 defensores
Alfredo Sáez, director de Polibaruta, recordó la noche que Pacillo pasó en la sede de este cuerpo policial, y su impresión cuando hasta allí llegaron 15 abogados defensores del cirujano. 'El peleaba con varios de ellos, contó, y nunca se quedó tranquilo hasta que temprano en la mañana fue trasladado a los tribunales del Palacio de Justicia, donde la fiscal 39 de control le dictó una medida sustitutiva cautelar, con prohibición de salida del país, que lo dejó en libertad provisional'.
Sáez explicó que Pacillo podría ser sancionado por varios delitos, ya que además de ser capturado en flagrancia, oponer resistencia a las autoridades y portar ilícitamente un arma, provocó daños a terceros al generar un choque y causar una seria contusión craneal al vigilante de la farmacia con la única bola de plomo que disparó esa noche.
'Semanalmente, dijo, recibía denuncias de los directivos de Rescarven sobre un sujeto desconocido que rompía los vidrios de sus propiedades, huyendo cada vez en un carro distinto. Después de un tiempo, los dueños de la compañía me participaron que iban a contratar los servicios de una empresa de investigadores privados.
Ventanas de cartón
Sentado en su confortable oficina de la Torre Rescarven de las Mercedes, el licenciado José Kiblisky, asistente al presidente de la compañía, recuerda con pesar los ocho meses de zozobra que él y el resto de los directivos vivieron, desde que las bolas de plomo comenzaron a estrellarse contra las ventanas de este edificio.
'Al comienzo, en noviembre del año pasado, relató, poníamos una denuncia diaria en la Policía de Baruta y la PTJ, y así lo hicimos durante cuatro meses, hasta que, por vergüenza, dejamos de hacerlo con esa frecuencia'.
'La situación, prosiguió, era estresante, y recuerdo que los empleados que trabajaban de noche me llamaban tanto a mi casa para avisarme de otro cristal roto, que al final terminé ganando un insomnio. Durante el día, continuó, los plomazos no eran menos frecuentes y entraban a los consultorios en plena faena de los médicos. Entonces el personal y los pacientes comenzaron a atemorizarse. Estos últimos dejaron de ir a las consultas, mientras los primeros estaban renuentes a trabajar en ese estado de tensión. Incluso dos doctores renunciaron irrevocablemente'.
Kiblisky confesó que los directivos de Rescarven nunca sospecharon de Pacillo, aun cuando en septiembre de 1999 el cirujano fue varias veces a la compañía a amenazarlos después que una ambulancia chocó a su Mercedes Benz. 'Primero, aseguró, vino diciendo que el chofer estaba tomado, cosa que desmintieron las pruebas toxicológicas. Luego volvió alterado exigiendo que le pagáramos pronto los daños y nosotros le dijimos que no se preocupara, porque de eso se iba a encargar la compañia Adriática de Seguros'.
Kiblisky refirió que al poco tiempo la abogada de esta compañia tenía listo un cheque de 10 millones de bolívares a nombre de Pacillo, elaborado con base en un presupuesto de latonería que éste le envió. Pero explicó que llegado el día de la entrega del cheque, el cirujano se negó a firmar el finiquito del compromiso legal, argumentando que en caso de que su carro no quedara bien arreglado, Adriática tendría que desembolsar más dinero.
'Ante esta actitud insólita, recordó, la abogada trató de convencerlo de lo contrario, pero él se retiró enfurecido y nunca más habló con ella hasta que el 31 de diciembre, poco antes de las 12, la llamó para amenazarla y hacer lo mismo con nosotros'.
El asistente a la Presidencia de Rescarven refirió que luego de cuatro meses de plomazos, tomó dos decisiones: no cambiar más los vidrios del edificio (aún las ventanas están tapadas con cartón) y contratar los servicios de un investigador privado.
'Después de haber probado con tres detectives particulares sin ninguna suerte, recordó, contraté a otro, quien por casualidad, mientras conversábamos, me dijo que Adriática lo había llamado para que descubriera a un sujeto que estaba rompiendo los vidrios de sus agencias. Al oír eso, llamé inmediatamente a la abogada de la aseguradora y estuvimos de acuerdo en que existían demasiadas coincidencias. Incluso ella me contó que un empleado de Adriática sufrió graves lesiones en sus ojos tras el estallido de un vidrio. Entonces, colgando el teléfono, llamé de urgencia a Polibaruta'.
Kibilisky sentenció que Pacillo era un hombre conflictivo y poco respetuoso, que llegó al atrevimiento de contratar un espacio radial de una hora y gastar 40 de sus minutos hablando mal de Rescarven y de Adriática de Seguros, a cuya abogada llamaba despectivamente 'la transfor'.
A pesar de que no sabe cuál será la decisión final de los jueces, él confesó sentirse tranquilo, porque la detención del médico supone el cese de los chinazos.
'Durante la primera audiencia, recordó, Pacillo no reconoció su culpabilidad en los hechos, a pesar de que sus abogados convinieron con los nuestros en firmar un acuerdo reparatorio.
Creo, agregó, que a él lo ha favorecido el hecho de que la china, o sea la evidencia, fue colectada fuera de su vehículo, y el colmo es que hace poco intentó que nosotros rebajáramos el monto de la demanda, argumentando que nunca le pagamos los 10 millones del carro. Ahora bien, lo único que queremos es que él nos indemnice los gastos en que incurrimos y asunto terminado.

El Dr.  Bruno Pacillo el atropellado por esta Corporación de las mentiras cuenta en este enlace su versión de los hechos.

Pobre Dr. Pacillo, a quien nadie le hace caso.

Hace algunos años, según narra el diario El Universal de fecha 8 de agosto de 2000, un par de policías del municipio Baruta, presuntamente, persiguieron y atraparon a un ciudadano que resultó ser el doctor Bruno Pacillo, cuando huía en una camioneta Ford Explorer después de haber consumado lo que podríamos llamar un atentado ¡chinesco! No me refiero al gran país de Mao, sino al instrumento infantil usado para cazar lagartijas; a la china. Adminículo formado por una horqueta de madera o metal al cual van amarradas dos gomas, una por lado, y que termina en un pedazo de cuero en donde se coloca el proyectil que va a ser lanzado contra el objetivo.

El blanco militar de Pacillo era un ventanal de Rescarven cercana a la residencia presidencial. Dicen que tenía 8 meses en ese afán y que había liquidado no menos de 25 ventanas enemigas. Alegan los propietarios y gerentes de la empresa que estos actos eran en represalia por un accidente automovilístico en el cual se vio envuelto el Mercedes Benz de Pacillo y una ambulancia de Rescarven. Al final, nunca supe si la sentencia de este juicio chinesco fue absolutoria o condenatoria. En todo caso, el doctor Bruno era señalado como chavista en los círculos médicos de la capital. Un chavista por lo demás excéntrico, pues no sólo era un hábil constructor de bellezas y arreglador de pequeños desperfectos de las mises y grandes señoras pudientes, sino que ha representado una verdadera piedra en el zapato para cuantos ministros de Sanidad han pasado en estos 14 años de desgobierno.

Las peleas públicas y privadas de Pacillo contra otro arreglador de narices y fiel defensor de la tesis de que sin tetas no hay paraíso, Eduardo Krulig, son archifamosas.

Pacillo cuenta que Krulig anda huyendo de la justicia penal venezolana. Parece que en dos o tres oportunidades Pacillo le encajó un uppercut a Krulig. El caso es que Pacillo, con su carné de chavista, tenía acceso a numerosísimos centros de poder. Ministros, legisladores, militares y policías le abrían sus puertas, y el doctor iba cargado de críticas, de reclamos, de denuncias, en fin de todo aquello que al master Chávez y a sus seguidores les molesta de sobremanera. Se sabe que los jerarcas de este poder en decadencia reciben al pueblo siempre con la idea de oír alabanzas, loas, jaladas de bola, adulaciones y hasta ditirambos. Pero Pacillo traía quejas, reclamos, exigencias, demandas. Nunca supo de qué contradicción era representante. Y las puertas se le fueron cerrando una a una, tanto que publicó en los principales diarios del país una media página el pasado 4 de octubre que termina con la dramática frase: "¡Señor Presidente, finalizo con un quiero que me oiga, y un quiero que me vea!".

En ese remitido, Pacillo arremete contra la burocracia chavista y la mienta como mastodonte diabólico. Que en realidad lo es. Dice que jamás responden las solicitudes o denuncias. Lo cual es cierto. Los acusa de irracionales y burlones. Típico caso de Aristóbulo contra Ledezma. Habla de perversión, injusticia, abuso. Ya todo el mundo sabe que eso es así. Dice que tiene pruebas contra el diputado Tulio Jiménez que atestiguan su deshonra a la magistratura de su cargo, y que atropella e irrespeta.

Bueno, eso es el caso de varias decenas de diputados.

Dice que cuatro vigilantes fornidos de VTV lo sacaron a empujones por una puerta de servicio cuando simplemente solicitaba un derecho a réplica. Bueno, por lo menos llegó a las oficinas interiores, sólo los rojos rojitos lo logran. Ni a la misma Lina Ron le dan ese derecho. Acusa que fue detenido y torturado. No es pequeña cosa esa denuncia. Le lanza un manotazo a Fernando Bianco al decir que su programa Con Sexo desarrolla temas amorales. En fin, es la misma historia de millones de venezolanos que sufren el día a día de este descalabro. 

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1 comentario:

  1. DR. EDUARDO KRULIG SHATTEN
    +34649647326
    CC PIEDRA REDONDA 1ER. NIVEL CP 38400
    CARRETERA SAN NICOLAS LAS ARENAS
    PUERTO DE LA CRUZ
    SANTA CRUZ DE TENERIFE

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