martes, 26 de mayo de 2015

Dejan pudrirse: 7.000 sacos de semillas de patata criolla

Productores de Pueblo Llano, estado Mérida, denuncian pérdida de 7.000 sacos de semillas de papa por falta de fertilizantes y agroquímicos.

“Queremos alertar que nuestras semillas de papa, las nacionales, se pudrieron por falta de fumicidas, herbicidas y nematicidas”, señaló Publio Paredes, presidente de la Federación de Productores de Papa y Hortalizas de Venezuela.

Paredes, productor de papa del estado Mérida, dijo que los productores esperan buenos resultados de la reunión efectuada con funcionarios del Ministerio de Agricultura y Tierra (MAT), en donde llamaron la atención sobre la escasez de insumos en el sector.

“El pasado 12 de mayo funcionarios del MAT nos atendieron muy bien, y desearíamos que nos ayuden a rescatar el resto de las semillas que quedan en los silos. Ellos ya están al tanto de la situación grave en la que estamos”, comentó Paredes.

Las semillas que se dañaron fueron producidas en el municipio Rangel del estado Mérida y fueron guardadas en los silos de Pico de Aguila, localidad cercana a Mucuchíes. Para que las semillas se mantengan en óptimas condiciones es necesario conservarlas con una serie de agroquímicos, los cuales no llegaron a la localidad.

En su gran mayoría, estos agroquímicos los surte Agropatria, empresa del Estado que comercializan y distribuye insumos para el sector agropecuario.

Paredes aclaró que estas semillas de papa criolla son las que correspondes a la siembra del ciclo de verano, por lo que si el Ejecutivo atiende a las peticiones de los productores de los andes, existe la posibilidad de rescatar las del próximo ciclo de invierno.

Sin embargo, dijo el presidente de la federación de paperos de Venezuela, “hay que aclarar que el impacto de estas semillas podridas será directamente proporcional al precio del kilo de papa fresca”, dijo y es que, a menor producción mayor será el precio de la cosecha.

“El hecho por el cual la papa está excesivamente costosa es porque el 80% de los productores venezolanos de hortalizas la dejaron de producir, por la falta de insumos”, señaló Paredes.

Actualmente el precio del kilo de patata fresca a nivel primario es de al menos 85 bolívares por kilo, razón por la cual en algunos supermercados de la capital el kilo de papa ya está por el orden de los 200 bolívares.

La culpa de los intermediarios | La culpa es de la vaca.


Aldemaro Ortega, presidente de la Asociación de Productores de Papa del estado Carabobo, denunció por su parte que los intermediarios son los culpables de triplicar el costo de la papa criolla.

“Porqué el intermediario triplica el precio que le da el productor, si se supone que la ganancia legal es 30%. Además, porqué suben los precios si ellos no arriesgan veneno, ni tierra, ni rendimiento, no arriesgan nada, sin embargo no tienen a nadie que lo controle”, dijo Ortega.

Los intermediarios son los dueños, asociaciones o cooperativas de camiones que trasladan la papa fresca desde los centros de producción nacional.

“Muchas veces ellos le compran al productor al precio que quieran o impongan, y aún así ganan el triple. La rosca intermediaria está haciendo y deshaciendo en el país, siempre con la excusa del dólar paralelo”, dijo.




Parlamento Europeo:


http://www.europarl.europa.eu

Debates Jueves 17 de enero de 2002 - Estrasburgo

  Meijer (GUE/NGL ). - (NL) Señor Presidente, antaño se consideraba el mar como una fuente inagotable de alimentos para el hombre. Hoy en día, incluso las partes interesadas económicamente reconocen que existe el peligro de la sobre-explotación del mar. No de forma repentina sino a largo plazo dado que los peces pequeños tienen cada vez menos oportunidades de crecer y de reproducirse.

La ponente, igual que muchos políticos, espera que haya posibilidades de combinar la pesca actual con una mejor protección del equilibrio medioambiental. Con razón insiste en que haya un respeto más consecuente de los acuerdos, pero ésta sólo es una solución a corto plazo. A pesar de que hay una creciente demanda de pescado, no vamos a poder evitar que se limite la pesca en el mar. Por lo tanto, hay que buscar puestos de trabajo alternativos en las zonas costeras y proteger más al Tercer Mundo. Esto es mejor que insistir en las diferencias entre los países con pequeñas embarcaciones tradicionales que faenan el año entero y los países con barcos grandes, equipados con las más modernas tecnologías, que tienen que quedarse amarrados en algunas épocas del año. Si estos dos grupos siguen echándose mutuamente la culpa de sobreexplotar el mar, lo que hacen es justificarse por no hacer lo suficiente para solucionar el problema. 

  Langenhagen (PPE-DE ). – (DE) Señor Presidente, también yo deseo un pronto restablecimiento al Sr. Fischler y soy partidario de que no aplacemos el debate de esta mañana. Sencillamente, el tema es demasiado importante. Realmente, ha sido un arduo trabajo sacar adelante en comisión este informe con 400 enmiendas. El elevado número de enmiendas no se ha debido, con seguridad, al compromiso de mi apreciada colega, la Sra. Miguélez Ramos, pues ha trabajado de manera ejemplar y ha presentado un informe equilibrado, por todo lo cual le damos las gracias en este momento una vez más.

Algunos se preguntarán con sorna a santo de qué viene todo este esfuerzo. Sin embargo, no puedo insistir suficientemente en la gran importancia que reviste este informe para el futuro de la pesca en Europa. Desde hace apenas 20 años existe en Europa una política de pesca con grandes altibajos. La pesca ha nadado entre un gran oleaje. Pero de esto no es responsable solamente Bruselas. No, sino que, más bien, no todos los Estados miembros ni todos los pescadores tiran de la misma soga. Esta es la razón de por qué la PCP no ha respondido plenamente a tan altas exigencias. En este año nos encontramos en una encrucijada en el auténtico sentido de la palabra. ¿Qué dirección queremos dar en el futuro a la Política Común de Pesca en Europa? Puedo asegurarles que las recomendaciones del Parlamento caerán en terreno abonado en la Comisión pues esta colaboración entre las Instituciones deberá proseguir y proseguirá en interés y en provecho de la pesca en Europa. Una vez conocidas las recomendaciones del informe la Comisión puede presentar ahora sus propuestas de reforma. Estamos esperando esto con interés y por esta razón espero hoy una amplia mayoría.

Sin embargo, una cosa debe estar clara. Va a ser un viaje a través de un mar difícil pues, como hemos dicho, los retos son enormes. Permítanme que resalte brevemente algunos puntos que, en mi opinión, son imprescindibles para la futura política de pesca en Europa. En primer lugar: sin peces no habrá pesca alguna. Esta ecuación es simple, pero verdadera. Hemos de dedicar mayor atención que hasta ahora al mantenimiento de bancos sanos pues sólo unos ecosistemas marinos sanos garantizan una explotación sostenible y con futuro. Efectivamente, todos nosotros aquí en el Parlamento y allá fuera, en las costas, queremos un sector pesquero viable, pero no sólo viable con vistas a hoy y quizá a mañana, sino también para las próximas décadas.

En segundo lugar: sabemos muy poco acerca de las interrelaciones del ecosistema marino. Por esta razón es preciso intensificar la investigación. En tercer lugar: en las aguas europeas no encontramos suficiente pescado, esto es un hecho. Por esta razón necesitamos pescar también fuera y, en consecuencia, necesitamos acuerdos con terceros estados. Estos son caros y serán cada vez más caros, y mañana serán probablemente demasiado caros. En este punto hemos de recorrer nuevos caminos incluyendo también a aquellos que se benefician de esto. Es nuestra obligación frente a los contribuyentes. El tiempo pasa muy rápido, no sólo en mi intervención sino también en la reforma de la PCM. Alcancemos conjuntamente antes de finales de año una solución practicable en interés de nuestra pesca en Europa. 


Debates Martes 22 de abril de 2008 - Estrasburgo
  Louis Michel, miembro de la Comisión . − (FR) Señor Presidente, Señorías, el espectacular aumento de los precios de los productos alimenticios desde comienzos de año ha desencadenado el aumento de la conciencia en todo el mundo sobre la crisis alimenticia internacional.
En pocas horas dará comienzo en Londres una reunión en la que se darán cita las principales partes implicadas en el ámbito de la ayuda alimenticia. A principios de mayo se celebrará una conferencia internacional bajo el lema «Hacia una revolución verde en África». Los actores políticos, operadores y expertos del sector ya están movilizados. En estos últimos años, el mundo ha asistido a un continuo aumento de los precios de los productos alimenticios.
Desde 2000, el precio en dólares del trigo se ha triplicado y los del arroz y el maíz se han duplicado. El comienzo del año 2008 trajo consigo un nuevo aumento del 20 %, que se ha traducido, en nuestros países industrializados, en una preocupación por el poder adquisitivo y, en los países en vías de desarrollo, en el riesgo de hambruna para poblaciones enteras. Cuando se vive con menos de un dólar al día y se gastan la mayor parte de los ingresos en alimentos, estas subidas son simplemente insostenibles.
Éste es el origen de las protestas por los productos alimenticios que se han producido durante las últimas semanas en todo el mundo: en Haití, México, Egipto, Marruecos, Camerún, Senegal, Costa de Marfil Guinea, Mauritania, Etiopía, Uzbekistán, Yemen, Filipinas, Tailandia e Indonesia. Las investigaciones demuestran que la época de los alimentos baratos en el mercado internacional ha acabado. Los precios de los productos alimenticios no volverán a sus antiguos niveles y la volatilidad podría aumentar si no se toman medidas rápidamente.
El actual contexto de espectaculares aumentos en el precio de los alimentos constituye una grave amenaza en términos de desestabilización política, financiera y social en muchos países de todo el mundo, por eso debemos reaccionar con prontitud. Esta situación sobrepasa la capacidad de la Comisión Europea e incluso la de la Unión Europea. Toda la comunidad internacional debe actuar.
Nuestra búsqueda de posibles soluciones nos ha llevado a identificar dos opciones principales. En primer lugar, tenemos que salvar vidas y dar respuesta a las crisis sociales motivadas por la vertiginosa subida de los precios, en ocasiones exacerbada por la situación política nacional. En segundo lugar, evidentemente necesitamos una estrategia a medio y largo plazo. Considero que debemos actuar en ambos frentes. Está claro que el mayor error sería ofrecer una respuesta humanitaria en forma de ayuda alimenticia a un problema estructural como es la seguridad alimentaria. Sin duda esta opción aliviaría la mala conciencia de algunos a corto plazo, pero la ayuda alimenticia de emergencia no es suficiente para resolver un problema estructural.
Por lo tanto, a corto plazo resulta evidente que, como complemento a las respuestas nacionales destinadas a garantizar un mejor control de los precios de los alimentos, es necesario resolver las necesidades de las poblaciones más vulnerables que están sometidas a una verdadera situación de emergencia humanitaria. Ése es el motivo por el que debemos movilizar ayuda humanitaria adicional para aumentar la capacidad de la Dirección General de Ayuda Humanitaria para proporcionar ayuda alimenticia de emergencia.
Sin embargo, ésta no es una crisis alimenticia clásica. Se trata de una crisis del poder adquisitivo que afecta sobremanera a los más desvalidos, que ya no podrán permitirse comprar alimentos. Debido a ello, nuestra respuesta también debe basarse en otras formas de ayuda alimenticia diseñadas, por ejemplo, para compensar las repercusiones negativas de la malnutrición infantil y para apoyar el poder adquisitivo de los hogares más vulnerables. También debemos fomentar un rápido desarrollo del suministro agrícola local, posibilitando el acceso de los agricultores a los insumos agrícolas, a las semillas y a los fertilizantes.
Teniendo en cuenta la magnitud de la crisis y su posible duración, es absolutamente esencial que la Unión Europea también se comprometa con un enfoque a medio plazo, mediante el apoyo a las políticas de protección social en los países en los que el riesgo es mayor, especialmente en África.
A medio y largo plazo, la única respuesta válida es que hagamos todo lo posible para garantizar el suministro agrícola. La producción debe aumentar a escala internacional al mismo ritmo que la demanda y esta responsabilidad no debe recaer únicamente en los principales países exportadores. La Unión Europea ya ha adoptado medidas concretas a este respecto. La retirada obligatoria de tierras de cultivo se ha paralizado, se han incrementado las cuotas de leche y se han eliminado los aranceles sobre los cereales.
África debe desempeñar el papel que le corresponde, con nuestro apoyo, y promover una revolución verde de modo que pueda reducir su total dependencia del mercado internacional. En estos momentos, la agricultura africana es la menos productiva del mundo, pero cuenta con un enorme potencial de desarrollo, siempre y cuando se mantengan las políticas a favor de las pequeñas explotaciones familiares y se le conceda prioridad a las inversiones, al fomento de la productividad y a facilitar el acceso de los agricultores a los mercados nacionales e internacionales.
La Comisión ya está convirtiendo este enfoque en una prioridad clave. Fuimos los primeros en destacar la importancia de la agricultura en las políticas de desarrollo, mucho antes que otros agentes internacionales. Revisamos nuestros propios programas basándonos en los de la Unión Africana y en una comunicación de junio de 2007 propusimos alinear la ayuda europea para la agricultura y el desarrollo rural con el programa para el desarrollo agrícola de la Unión Africana.
Durante la programación del Décimo Fondo Europeo de Desarrollo, nos aseguramos de doblar el presupuesto de ayuda para el sector del desarrollo rural en su conjunto —650 millones de euros en el noveno FED y 1 250 millones en el décimo—. No fue fácil ya que, como saben, es a los socios de desarrollo a quienes les corresponde seleccionar los sectores en los que se centrará la ayuda. Se trata de un incremento significativo, un aumento del 100 % en términos absolutos, aunque no implica una subida porcentual en la cantidad dedicada a la agricultura y al desarrollo rural. La cantidad de dinero disponible se ha doblado, pero la proporción con respecto al Fondo Europeo de Desarrollo sigue siendo más o menos la misma.
En este contexto, constatamos con satisfacción el renovado interés de la comunidad de donantes en el sector agrícola, que ha sido ignorado durante los últimos veinticinco años. La Comisión en su conjunto y yo personalmente, como Comisario responsable de la ayuda humanitaria y para el desarrollo, somos muy conscientes de la importancia política de la crisis actual. Tuve la oportunidad de hablar con el Secretario General de las Naciones Unidas sobre este tema durante la última reunión del Grupo rector de ODM para África en Nueva York el mes pasado. También he debatido esta cuestión con el Presidente de la Comisión de la Unión Africana, el señor Ping. Fue precisamente durante esta reunión cuando usé la expresión «tsunami humanitario», porque consideré que era necesario provocar a los líderes políticos para que pasaran a la acción, en lugar de quedarse simplemente en meras palabras y promesas.
Las causas de la crisis son diversas y complejas, aunque debemos prestar atención para no perdernos en los detalles más sutiles. Se ha producido un incremento en la demanda, especialmente en Asia, debido a la mejora del nivel de vida de muchas personas que ahora pueden permitirse comer más y mejor. También hemos asistido a un incremento del precio del petróleo, que ha repercutido directamente en el coste del transporte y los fertilizantes. Si a esto le añadimos los problemas en el ámbito del suministro debido al impacto del cambio climático, ya tenemos algunos de los ingredientes de la crisis actual.

¿Qué está haciendo la Comisión? Está trabajando en una estrategia a largo plazo, que como ya he dicho, es esencial. No obstante, pasarán dos años antes de que veamos sus resultados sobre el terreno. Incrementar la producción agrícola no es tan sencillo como abrir un grifo, por lo tanto, también estamos considerando posibilidades a corto plazo y ayuda de emergencia. El pasado marzo, decidimos aumentar en 160 millones de euros la ayuda alimenticia y acabamos de acordar la concesión de 57 millones adicionales que se incluirán en el presupuesto de 2008 y que estarán disponibles muy pronto. Reuniremos 60 millones de euros más, que procederán, bien de un reajuste de la rúbrica 4, bien de una solicitud al Parlamento para movilizar la reserva de emergencia.
Finalmente, deseo apuntar que la Comisión seguirá controlando esta situación muy de cerca y que está preparada, en función de la evolución de las necesidades, para estudiar una financiación adicional en caso necesario.


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